¿Por qué instalar una claraboya mejora el bienestar y ayuda a reducir el consumo energético?

No es solo una cuestión estética o de iluminación. La luz natural regula el ritmo circadiano, el ciclo interno que controla el sueño, la concentración y el estado de ánimo.

Un estudio publicado en el Journal of Clinical Sleep Medicine en 2014 demostró que los trabajadores con acceso a luz natural dormían 46 minutos más por noche y tenían una mayor sensación de bienestar que quienes trabajaban en espacios sin ventanas.

En viviendas y oficinas, una claraboya bien ubicada permite que la luz solar entre desde arriba, de forma uniforme, sin deslumbrar. Esa iluminación cenital genera espacios más cálidos, tranquilos y naturales, lo que reduce la fatiga visual y mejora el confort general.

El efecto es tangible. Según un estudio de la American Council for an Energy-Efficient Economy, aprovechar la luz natural mediante claraboyas o ventanas de techo puede reducir el consumo total de energía entre un 0,8 % y un 14 %, y el uso de iluminación artificial hasta en un 26 % en edificios de oficina y hasta un 58% en edificios comerciales, en comparación con edificios sin claraboyas.

En climas como el mediterráneo, donde el sol es abundante durante la mayor parte del año, esto se traduce en menos horas de luz encendida y menor carga térmica en invierno.

Además, cuando se instalan claraboyas de policarbonato con tratamiento UV y difusor, se mantiene el equilibrio térmico interior sin pérdidas de confort.

En términos sencillos: una claraboya bien diseñada ahorra energía mientras hace más habitable el espacio.

Esa era una preocupación válida hace años, pero la tecnología ha cambiado.

Los modelos actuales incorporan tratamientos de control solar y capas difusoras que permiten el paso de la luz sin aumentar la temperatura.
Una investigación publicada en el Solar Energy Journal comprobó que las claraboyas con materiales y geometrías optimizadas reducen el deslumbramiento interior en más del 50 %, manteniendo niveles de iluminación cómodos y estables.

El secreto está en el diseño: una claraboya mal orientada puede sobrecalentar; una bien calculada refresca y equilibra. Por eso es importante confiar en equipos que estudien la orientación, el tipo de cubierta y los materiales más adecuados para cada caso.

Depende del uso, pero el policarbonato es hoy el material más versátil.

Es ligero, resistente a impactos y ofrece un aislamiento térmico superior al vidrio. Además, filtra los rayos UV y tiene una vida útil de más de 20 años con apenas mantenimiento.

Por su capacidad para difundir la luz de manera homogénea, es el más utilizado en naves industriales, viviendas y espacios con cubiertas de panel sándwich o deck, donde se busca integrar la claraboya sin romper la continuidad del techo.

Luz natural durante el día, menos consumo eléctrico, espacios más agradables y una mejora inmediata en la sensación de amplitud.

No hay muchas intervenciones en un edificio que logren tanto con tan poco.

La diferencia se nota: los interiores se ven más vivos, las texturas cambian y el ambiente se percibe más saludable.

Además, instalar claraboyas de policarbonato es una opción sostenible y rentable, porque mejora la eficiencia energética y contribuye a reducir las emisiones de CO₂.

Instalar una claraboya no es solo una mejora estética: es una decisión inteligente para quienes buscan bienestar, ahorro energético y confort.

La ciencia respalda lo que la arquitectura lleva décadas observando: los espacios con luz natural nos hacen sentir y vivir mejor.

En Hostec diseñamos e instalamos claraboyas adaptadas a cada proyecto, integradas con sistemas de panel sándwich y cubiertas deck, combinando luz, eficiencia y durabilidad.


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